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Urbanismo en el Siglo XIX


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Arquitectura y Urbanismo en el siglo XIX

  •  CONTEXTO HISTÓRICO  Desde finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX se produjeron en el mundo occidental una serie de profundas transformaciones que sentaron las bases de la sociedad contemporánea. Fue la época de las revoluciones liberales, de la burguesía y del nacionalismo tanto en su variante unificadora (Alemania e Italia) como independentista (Grecia). La quiebra del Antiguo Régimen se inició con la Revolución Francesa pero la consolidación del estado liberal burgués decimonónico sólo se impuso tras sucesivas oleadas revolucionarias (1820, 1830, 1848). Asimismo, a lo largo del siglo XIX, los países europeos se enzarzaron en una lucha imperialista por el control de territorios y recursos de otros continentes: a finales del siglo alcanzaron su esplendor los grandes imperios coloniales. 

  • La revolución industrial, nacida en Inglaterra en el siglo XVIII, se consolidó en el XIX y se extendió al continente, y con ella se impuso la economía capitalista. Se desarrollaron nuevos medios de transporte como el ferrocarril o el barco de vapor, y la revolución demográfica generó un significativo crecimiento de la población. Las ciudades se industrializaban, aumentaba rápidamente el número de sus habitantes y se extendía el espacio urbano. En el contexto de la industrialización surgió una nueva clase social, el proletariado que luchará por conseguir mejores condiciones de vida y de trabajo. En 1848 Marx y Engels publicaron el Manifiesto Comunista. Las revoluciones de 1848 y la de la Comuna de París tuvieron ya impronta obrera.
  • El arte no fue ajeno a estos cambios ni a los avances científicos. Lo ponen de manifiesto, entre otros aspectos, el auge del urbanismo; las transformaciones de la arquitectura derivadas de las nuevas técnicas y del uso de los nuevos materiales industriales; y la necesidad de buscar otras soluciones artísticas a que se vieron abocados los pintores por la aparición de la fotografía.
  • En el siglo XIX no hubo un estilo artístico único, pese a que es frecuente hablar de arte “decimonónico”. A partir de la tradición neoclásica heredada del siglo XVIII, se fueron sucediendo novedades y planteamientos artísticos que nos permiten hablar de Romanticismo, Historicismo, Realismo, Impresionismo, etc.

  • URBANISMO Aunque hay numerosos antecedentes históricos de planificación urbana es en el siglo XIX, como consecuencia del espectacular crecimiento de las ciudades, cuando el urbanismo alcanza su edad de oro, tanto en las elaboraciones teóricas como en su aplicación práctica. Había que resolver, entre otros problemas, la adaptación de las viejas tramas históricas a las nuevas necesidades urbanas, la búsqueda de soluciones racionales para los nuevos barrios, y la conexión mediante vías de comunicación del núcleo antiguo y los barrios en desarrollo. 

  • Inicialmente el crecimiento urbano decimonónico se produjo de forma espontánea y sus consecuencias fueron muy graves ya que la mayor parte de la nueva población eran obreros que trabajaban en la industria y vivían cerca de las fábricas en condiciones durísimas, hacinados en viviendas insalubres, en calles sin pavimentar y sin alcantarillado. 

  • Las propuestas urbanísticas de la primera mitad del siglo eran poco racionalistas y tuvieron poco éxito, por lo que hablamos de urbanismo utópico. Aspiraban a construir una nueva sociedad, basada en el colectivismo, que permitiera extender al proletariado los beneficios de la revolución industrial: 
     Fourier promovió la creación de falansterios, es decir de gigantescos edificios en el que vivirían y trabajarían comunidades de, aproximadamente, 1600 personas, con servicios comunes de biblioteca, comedor, etc.; las zonas de trabajo y de vivienda estarían conectadas por patios y calles cubiertas. 


  • Falansterio, de Charles Fourier Los falansterios son comunidades rurales autosuficientes, que serían la base de la transformación social. Los falansterios se crearían por acción voluntaria de sus miembros y nunca deberían estar compuestos por más de 1.600 personas, que vivirían juntas en un edificio con todos los servicios colectivos. todas las persona serían libre de elegir su trabajo, y lo podría cambiar cuando quisiera, pero los salarios no serían iguales para todos.
  • Owen, para mejorar las condiciones de los trabajadores de su empresa, propuso la fundación de pequeñas ciudades comunitarias, de unos 1200 habitantes, organizadas alrededor de una plaza central con un edificio para servicios públicos y otros de viviendas familiares. Las actividades productivas se localizarían en construcciones separadas del área central por jardines.
  • La comuna, de Robert Owen En 1825 fundó la Comunidad de New Harmony en Indiana, pero el experimento fracasó y tuvo que vender el terreno en 1828, perdiendo con ello una buena parte de su fortuna.Vuelve al Reino Unido y lidera un sindicato, ayudando también a otros.
  • Desde mediados de siglo se buscaron soluciones más realistas. Merece citarse la remodelación del casco antiguo de algunas ciudades importantes. En Viena se trazó una gran calle anular, el “ring”, y se adornó con edificios monumentales que simbolizaban el esplendor del imperio austrohúngaro. En París la reforma, que fue obra del barón Haussmann, se inició en 1853 durante el Segundo Imperio (Napoleón III). Haussmann tenía objetivos urbanísticos, higiénicos y políticos: quería resolver los problemas de suministro de agua potable a la ciudad y la evacuación de aguas fecales, que contribuían a la difusión de epidemias; pero pretendía también controlar las frecuentes algaradas políticas y barricadas que aprovechaban las retorcidas y estrechas calles del centro antiguo. Abrió avenidas rectilíneas y bulevares arbolados, y nuevas calles para conectar las estaciones de ferrocarril situadas en la periferia, para lo cual se demolieron barrios enteros de la ciudad medieval. Hizo construir acueductos y una red de alcantarillado. Completó la reforma con pequeños parques distribuidos por toda la ciudad y dos monumentales situados en los antiguos cotos reales de caza.
  • En España, la más significativa aportación de planificación urbanística fueron los ensanches, entre los que destaca el de Barcelona, diseñado por Ildefonso Cerda en 1860. Ubicado en torno al casco antiguo, consistía en una extensa y racional cuadrícula de calles, con manzanas cuadradas y esquinas achaflanadas para facilitar la circulación; las calles, muy amplias para la época, estaban orientadas de modo que todos los lados de los edificios recibiesen el sol. Se completaba con una gran vía transversal y algunas calles más anchas para facilitar desplazamientos rápidos.
  • El ensanche de Barcelona, de Cerdá Empleando el trazado de cuadrícula, Cerdá concibe la ciudad a partir de células, dentro de las cuales disponía los servicios que cada uno iba a necesitar. También hizo hincapié en la idea de que los espacios verdes ocuparan una buena parte de la ciudad. Las manzanas de L’Eixample podían, en este sentido, ser ocupadas por dos edificios paralelos entre los que se desarrollaría la vegetación.
  • Otros ejemplos interesantes, ya de finales del s. XIX, fueron el diseño del modelo de ciudad jardín, creado por Howard, y la construcción de la Ciudad Lineal de Madrid. La Ciudad Lineal, iniciada en 1882 por Arturo Soria, se disponía a lo largo de una amplia calle con árboles que flanqueaban una vía de ferrocarril; las casas se situaban a ambos lados de la calle, rodeadas de abundantes espacios verdes.
  • Ciudad Lineal, de Arturo Soria

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